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I. Introducción
En un contexto en el que nuestra región continúa conviviendo con los efectos a corto y mediano plazo de la pandemia, es importante reconocer su impacto diferenciado en las poblaciones más vulnerables, entre éstas las personas afrodescendientes. Más allá de la tasa de mortalidad particularmente alta de las poblaciones afrodescendientes, la pandemia tiene un carácter multidimensional con consecuencias a largo plazo, que pone en riesgo la movilidad social de futuras generaciones.
Este post busca ofrecer unos alcances del impacto multidimensional de la pandemia y de las medidas adoptadas para afrontar la misma en las poblaciones afrodescendientes, así como llamar la atención sobre sus efectos a largo plazo. Si bien, gran parte de la problemática se encuentra en las Américas como lo demuestran las dos últimas visitas del Grupo de Trabajo de Expertos sobre personas de ascendencia africana a Ecuador y Perú que serán presentados en la próxima sesión del Consejo de Derecho Humanos, en algunos países europeos, como Francia, esta problemática permanece sin atención ante la falta de estadísticas raciales.
II. Alta mortalidad en personas
Las personas de ascendencia africana se encuentran en mayor riesgo de contraer y fallecer por COVID- 19 que otros grupos de la sociedad. El Grupo de trabajo de Expertos sobre Personas de ascendencia Africana de las Naciones Unidas, junto a otros mecanismos de DDHH, ha reconocido el vínculo entre el racismo estructural y el acceso a servicios de salud que genera una alta tasa de mortalidad en las personas afrodescendientes.
En junio de 2020, la Alta Comisionada de Derechos Humanos señaló que la data recolectada hasta ese momento muestra un impacto desproporcionado de la pandemia en minorías étnicas, en países como Brasil, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos de Norteamérica. Es de particular interés el caso francés, por la dificultad en la recolección de estadísticas raciales, las que se encuentran prohibidas por el marco legal francés, bajo la tutela del principio de igualdad. En otras palabras, en Francia, nos encontramos frente a un tratamiento de “igual para los iguales” e “igual para los desiguales”, una ironía del principio de igualdad.
El “Centers for Disease Control and Prevention” ha reportado cifras que evidencian una alta mortalidad en personas afrodescendientes en ciudades como Nueva York o Chicago. Ciertamente, los afrodescendientes suelen vivir en situación de pobreza y, en consecuencia, sus probabilidades de acceder a servicios de salud de manera regular y preventiva son menores a la del resto de la población.
Esta situación se ve exacerbada, en el marco de, como lo reconoce la OEA, una región con insuficiente data sobre la cobertura universal médica de minorías raciales. Es más, según la CEPAL, los sistemas de salud de nuestra región no son adecuados para brindar una atención óptima al estar altamente fragmentados, centralizados y segregados, ofreciendo distintos niveles de calidad a distintas poblaciones.
Pese a este escenario, algunos esfuerzos pueden destacarse. Colombia ha adoptado una guía titulada “Orientaciones para la Prevención, Detección y Manejo de casos de Covid-19 para Población étnica en Colombia”. De manera similar, Ecuador y Honduras han adoptado un Plan de Respuesta Humanitario COVID-19 con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud que aborda la problemática específica de las personas afrodescendientes.
III. Sobre el impacto multidimensional de la pandemia y de las medidas adoptadas para combatirlo.
En nuestra región, la OEA resaltó la necesidad de adoptar un enfoque diferenciado que tome en cuenta las desventajas que enfrentan las minorías étnicas en el acceso a servicios de salud, saneamiento y agua potable, así como las dificultades de mantener el distanciamiento social en condiciones de hacinamiento.
El acceso a educación de calidad continúa siendo un reto para los afrodescendientes en nuestra región. Diferencias en el nivel de instrucción, tipo de instrucción y resultados tienen consecuencias a largo plazo en las comunidades más vulnerables. Este escenario, de por sí precario, se ve exacerbado en el marco de la pandemia.
En nuestra región la CEPAL reportó que al 27 de abril de 2020, alrededor de 35 países habían cerrado temporalmente las escuelas, afectando a más de 115 millones de estudiantes. Pese a que muchos países han intentado establecer mecanismos de educación a distancia, esta modalidad puede acentuar la desigualdad entre los estudiantes de escuelas privadas y públicas, así como entre aquellos de las familias más desfavorecidas y en zonas rurales.
Muchos niños y niñas afrodescendientes viven en zonas precarias, con menor acceso a internet o medios de comunicación o, viven hacinados en alojamientos precarios con una o varias familias. Esta situación, puede generar la interrupción del ciclo educativo de los niños y niñas afrodescendientes, acentuar cuadros de malnutrición, violencia infantil, la desigualdad en resultados educativos, aumentar el riesgo de abandono escolar y forzar el ingreso de los niños a condiciones inadecuadas de trabajo infantil.
La situación descrita previamente va acompañada con la precaria situación laboral de las personas afrodescendientes. Estos suelen trabajar en empleos informales o manuales, tienen menos capacidad de ahorro y acceso a crédito, así como a seguridad social, por lo que se ven forzados a incumplir con las medidas de confinamientos para sobrevivir, exponiéndose a contagios, y descuidando el desarrollo educativo a distancia de sus hijos.
Finalmente, no puede dejar de mencionar la relación entre los agentes policiales y los controles en el marco de medidas de confinamiento. En Francia, por ejemplo, Human Rights Watch publicó un informe sobre el impacto desproporcionado de los controles policiales en menores de edad miembros de minorías étnicas, es imaginable que esta situación se haya repetido durante el confinamiento. De manera similar, un reporte de Amnistía Internacional titulado “Acción Policial durante la Pandemia” resaltó que existían mayores posibilidades de ser víctima de abusos policiales durante el confinamiento si se pertenecía a una minoría étnica como la de las personas afrodescendientes.
IV. Conclusiones
Las consecuencias de la pandemia en las personas de ascendencia africana acentúan la situación de desigualdad preexistente en muchos países de nuestra región. Su influencia va más allá de los meses que pueda durar el confinamiento hasta la existencia de una vacuna que nos devuelva cierto nivel de normalidad. El mayor riesgo que enfrenta nuestra región, es que la crisis sanitaria cree generaciones perdidas que repitan el ciclo de pobreza y discriminación, sin lograr la movilidad social que requieren muchos de los que hoy son niños y niñas durante la pandemia pero que en unos años serán los adultos de nuestro continente.
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